Nota: El presente post contiene palabras de grueso calibre justificadas solamente por mi frustración. Se recomienda a los menores de edad leerlo en compañía de su tío alcohólico más cercano, quien podrá suministrar una guía adecuada en el uso efectivo de ciertas expresiones.
Prendo el radio. Nuevamente está el remedo de periodista deportivo ese leyendo los tweets de sus seguidores. Hastiado cambio a Todelar donde el tono deliciosamente folclórico de sus comentaristas exacerba el delirio patriótico al que estoy a punto de entregarme. Entrevistan a un morocho cuyo peluquiado sería la envidia de Mario Barakus mientras anoto mentalmente en vos confío, negro divino. Siento mariposas en mi estómago, de esas que me dan siempre que jugamos con Perú o Paraguay, porque el colombiano resentido promedio podrá despotricar lo que quiera de los peruanos, pero para mí esos cholos merecen todo el respeto al igual que los bravos guaraníes. La mitad del equipo hace muecas grotescas mientras suena el himno nacional, mientras la otra mitad escupe al suelo o libera sus fosas nasales de molestos fluidos antes de aquel encuentro entre titanes suramericanos.
Colombia tierra querida, himno de fe y alegría…
Suena el silbato y el combinado patrio bajo las instrucciones de un homínido ligeramente domesticado arma sus dos líneas de cuatro y toca el balón como los dioses. Dos cortas y una larga, como dictan los cánones del fútbol. Paradito en la cancha mijo, que se note que le dieron sopita hoy, hermano. Mi arenga genealógica se pierde entre la potente voz del narrador que exhorta a los jovenzuelos a ponerle criadillas al partido y la estática del AM. Minuto 20. El toque toque improductivo pasa de repente de ser la copia magistral del juego del Barça a ser el mismo futbolito insulso de Bolillo y el Pitágoras chocoano que sólo es bueno cuando ganamos, o sea nunca. ¡Pase al vacío, pared, descuenta al portero! ¡Empezamos perdiendo!
¡No granhijueputa güevero, paragua dejabas de ser!
Pero no, la culpa no es del paragua. Después de una desinteligencia de la defensa cafetera el pesado delantero se ha filtrado entre los centrales y remata dejando sin posibilidades a un arquero que aunque las hubiera tenido no habría tapado un culo. Repaso la jugada en la mente una y otra vez. ¿Pero este man qué estuvo haciendo con esta gente todos estos años? Ah, es que los paisas siempre la cagan, claro, los costeños siempre salen con un chorro de babas, rosquero hijueputa, cómo dejás al Trencito. Nada qué hacer, me acabo de dar cuenta que me muerdo los dedos como lo hacía el Bendito Fajardo hace 16 años. Es que la patria no se lleva en las venas sino en las uñas.
Ya ha empezado el segundo tiempo y vamos perdiendo 2 – 0. Mis adjetivos se acabaron hace rato y supongo que la mamá del técnico a estas alturas se habrá echado algo para las orejas rojas si es que no se le han caído. En mi delirio levito e imagino que mi papá es un rubio que le dicen Herr Silvain. Herr Silvain, le dejo el canasto de guayabas en mil pesos. Herr Silvain, que si deja salir a elsietevecespresidente a jugar fútbol aquí nomasito. Herr Silvain, ¿si vio como le ganamos la final a La Naranja Mecánica? je je ese maricón de Cruyff no vio ni una. Pero no, mi papá es zambo y le dicen Don Silvio, eso no cambiará como no cambiará el hecho de que estos petardos no saben hacer una puta diagonal. La negramenta arremete desordenamente como el río Cauca cuando está revuelto con poco o ningún efecto sobre el pórtico rival, hasta que en un ejercicio de fe más que de capacidad técnica uno de los pequeños punteros logra que lo desequilibren y le cometan penal. Un remate seco al centro decreta el 2-1 y de mi colón sale disparada una exclamación de triunfo. Obama dijo yes, we can!, los pastusos ¡Sí-se-puede! y yo ¡vamos hijuemadre!
En el clímax del encuentro todos están buscando el empate dentro del área, incluso yo, que estoy a punto de meterme en la pantalla. De pronto revientan el balón y quiere la Mala Suerte (patrona del fútbol colombiano) que caiga en los botines de un delantero rival, que se escabulle nuevamente y remata al arco a un ángulo imposible, donde las arañas hacen su nido. La poca glucosa que había en mi sangre desaparece, mi corazón se fracciona por enésima vez y mi boca reseca se llena de imprecaciones de pirata inglés. Finalmente sólo atino a decir:
-¡Cómo se te ocurre marcar así NEGRO BRUTO! -exclamo
Pero si vos sos negro, me digo en tono de reproche.
-Pero no bruto … creo
jajaja muy bueno… aunque se debería referenciar a los autores intelectuales de frases celebres en el fútbol como «el nido de las arañas», «toque toque» etc
Yo creo que esos sí son los verdaderos Padres de la Patria. Se necesitaría una investigación exhaustiva para encontrar el origen de esos memes y poder hacerle el homenaje a sus creadores.
hay un montón: «romper el celofán», «combinado patrio», «la pecosa», «casaca»…